La producción de carne ¿podría ser sustentable? Nuevos argumentos en su defensa
Aquellos inmersos en temas ambientales estarán enterados del famoso estudio de la Organización Internacional de Alimentos y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) de 2006, que indicaba que la producción mundial de carne es responsable por el 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Desde la publicación de este informe, la carne fue vista como uno de los principales enemigos del desarrollo sustentable y numerosas voces salieron en defensa de una dieta vegetariana/vegana, entre ellas la conocida campaña Lunes sin carne o vegetariano de lunes a viernes.
Si bien existen muchas más razones que el impacto ambiental para elegir una alimentación sin carne animal (el maltrato a otros seres vivos y los problemas de salud que trae su consumo, por ejemplo), ahora nuevos argumentos están retomando la discusión y señalando que la producción de carne podría ser diferente y acercarse a ser sustentable.
El más interesante es probablemente el de un nuevo libro de Simon Fairlie que el reconocido periodista inglés George Monbiot comenta en The Guardian.
Meat: A Benign Extravaganza es la obra en cuestión, y en ella el autor deja de lado temas de compasión y se concentra en datos duros relacionados a la producción. Dice, por ejemplo, que el mayor problema con la carne actual es que se está alimentando a las vacas con granos aptos para consumo humano que no pueden procesar bien en lugar de darles pasto, algo de producción menos intensiva y que forma parte de su dieta natural. Mientras tanto, a los cerdos se les ha prohibido alimentarse de restos de alimentos, una práctica completamente usual para su especie que además podría ayudar a procesar ciertos tipos de desechos humanos.
Alimentar a los cerdos con restos de comida esterilizados resolvería dos problemas a la vez: la disposición de determinado tipo de ’basura’ humana y la reducción en la demanda de granos que deberían alimentar a personas. Actualmente, se entierran o incineran toneladas de alimentos y se alimenta a los cerdos con granos cuya producción está deforestando el Amazonas y afectando a países en vías de desarrollo.
Cambiando el tipo de producción por estas prácticas más sensatas, se podría producir la mitad del suministro actual de carne sin afectar la nutrición humana y con menos agresividad en el ambiente. Es decir: los países ricos deberían reducir su consumo actual de carne de todas formas, pero al menos la que se consumiría tendría un menor impacto, sobre todo en la dieta de países pobres.
El autor también cuestiona el mencionado estudio de la FAO, señalando que contiene errores y que en realidad una cifra más cercana a la realidad sería que la producción de carne genera el 10% de las emisiones globales.
Por otro lado, un nuevo estudio del Instituto de Investigación de Ganado publicado la semana pasada indica que las emisiones provenientes de la producción de carne podrían reducirse cambiando la dieta de las vacas (una vez más, incluyendo pastos) y restaurando pastizales que podrían almacenar carbono.
Como mencionaba antes, elegir una dieta vegetariana es importante por otras razones: entre ellas, el no tratar a los animales como objetos de los que podemos disponer a nuestro parecer. Y aclaro que como individuo sigo defendiendo una dieta 100% vegetariana, con bajo o nulo contenido de otros productos animales como lácteos y huevos en lo posible.
A pesar de ello, reconozco que es importante escuchar otros argumentos y que es esencial encontrar una forma de producción menos cruel y de menor impacto ambiental para aquellos que quieran seguir consumiendo productos animales.
¿Qué opinan de estas ideas sobre la producción?
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